27.8.07

“Modelo para armar” más que un libro para amar el jazz mexicano

Pocas veces podemos apreciar en la ciudad de Pachuca un encuentro lleno de magia, recuerdos y síncopas musicales, y para ser sinceros, ni el propio Centro Cultural Universitario (CCU) de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), que se propuso reunir el viernes 24 de agosto al periodista pionero en escribir, promover, recopilar y difundir el jazz, Antonio Malacara, para llevar acabo la presentación de su ultimo libro “Modelo para armar”, pensó que se fuera a llevar con tanta emotividad y éxito.

Y es que no fue solo la promoción de un libro donde se recopila la vida de algún artista famoso. Fue la presentación de la primera biografía de un músico jazzista mexicano, de un pianista que improvisada o accidentalmente, llegó a tocar el jazz con tanta sencillez, que todos los músicos de jazz mexicanos de ayer y hoy, quisieron tocar con él. Nos referimos al maestro Juan José Calatayud.

La presentación del libro empezó un alrededor de las 7 de la tarde, y fue llevada a cabo por el periodista y melómano Julio Romano, la directora del Centro Cultural Universitario Corina Martínez, y el propio Malacara. Julio Romano comenzó la presentación dando una introducción de quién era Calatayud, de porque fue tan relevante, no solo su música, si no su vida en general.

Nos instruyó explicándonos que Juan José Calatayud en los años sesenta, vivió un viaje que cambiaría toda su vida. Él se dirigía a la ciudad de Córdoba con su trío de jazz 3.1416 en el autobús número 261 para dar un concierto, cuando un cruel impacto que tuviera el camión en la carretera, chocaría con la parte trasera de un transporte carguero, provocando que Calatayud perdiera la movilidad de sus piernas.

Explicó Julio Romano que Calatayud tenía dos opciones después del accidente: uno, dejar de tocar el piano, ya que la inmovilidad de sus piernas no le permitirían tocar el pedal dificultándole la interpretación de muchas piezas musicales y, dos, ingeniárselas para tocar así. Y eso es una de las cosas magnificas de Calatayud, que decidió por la opción numero dos.

Y así, Julio Romano nos fue introduciendo en la vida de Calatayud, y durante casi una hora nos mantuvo entretenidos con sus comparativas que hizo de este pianista mexicano con otros grandes jazzistas del mundo. Quizás la que más sorprendió fue la comparación de Calatayud con Django Reinhard, un jazzista belga que perdiera dos dedos de una mano, pero que no le impediría tocar la guitarra hasta convertiste en uno de los mejores jazzistas de la historia. Es en esta comparativa cuando Julio recuerda un frase muy importante en la vida de Calatayud, “mejor que halla perdido la inmovilidad de mis piernas y no la de mis manos”
Después le tocaría el turno a Antonio Malacara, para agradecer no solo la invitación de presentar su libro en Pachuca, sino para gratificar la manera en la que se estaba llevando la presentación. Después explico que su libro “Modelo para Armar”, era un verdadero rompecabezas de la vida de Calatayud, que se podía leer en orden o en desorden, y que la mayor finalidad del libro era presentar a un hombre sencillo, a un hombre que gustaba de la vida y de la música. Un músico con el cual uno podía equivocarse a gusto, un personaje en la historia del jazz en México que no podrá repetirse. Malacara nos invito a leer el libro, no precisamente para conocer la vida de Calatayud, más bien, para ir armando la vida de Juan José, y poco a poco irnos enamorándonos de él y de su música. Por ello es un texto para armar, un modelo para amar.

Para finalizar el evento con broche de oro, se presentó Verónica Ituarte para interpretar algunos temas musicales que le hacían recordar anécdotas que vivió con el maestro Calatayud, acompañada de Lalo Méndez. Tocó el tema “Bonita” de Luís Alcaraz que alguna vez tocara con Calatayud en su disco “jazzentiste” y temas más jazzístisticos como “Misty” de Erroll Garner. Entre cada tema, tanto Verónica como Lalo, intervenían para compartir sus experiencias que tuvieron con Juan José Calatayud, algunas de ellas fueros experiencias que vivieron en la propia ciudad de Pachuca, que causaron un poco de risas en el publico.

Después de más de dos horas de a ver revivido a Calatayud en el Centro Cultural Universitario, con le pretexto de presentar el libro “Modelo para armar”. Todo el público se fue casa con un buen sabor de boca, se fue con la mejor intención de leer el libro de Malacara, se fue con el estupor de haber escuchado a Verónica en vivo, se fue con la mejor intención de escuchar y amar el jazz mexicano.

23.8.07

Buddy Bolden: El jazz guardado en el silencio

No todas las leyendas musicales que han surgido en la historia cuentan con un álbum discográfico para recordarlos, tal es el caso del primer gran ídolo del jazz “Buddy Bolden”. Un hombre que jamás conoció un estudio de grabación, que cuando pudo grabar en uno de ellos, ya no tenía las capacidades mentales para hacerlo, pero los pocos años que logro tocar en las antiguas calles de Nueva Orleáns, fue suficiente para ser recordando como el primer jazzista de la historia.

Buddy Bolden nació en el año de 1977. Antes de descubrir su pasión hacia la música era un simple peluquero de Misisipi. Al escuchar a los músicos que existían en aquel entonces, Buddy se animo a comprar un viejo acordeón en un mercado de chucherías.

Así se integro a la música tocando no solo el ragtime de aquellos años, también interpretaba arias de las grandes operas cantadas en la famosa French Opera de Nueva Orleáns. Pero lo sorprendente de Bolden, fue que nunca tomo una clase de música, y jamás supo leer notas musicales, simplemente escuchaba alguna melodía, y si le gustaba, lograba interpretarla con gran exactitud.

Años después descubrió que el acordeón no era su instrumento, así que decidió comprase una trompeta para seguir el ámbito musical. Con su nueva arma sonora fue capas de mezclar el famoso ragtime con el blues, incluyendo fraces de gospel con pequeñas improvisaciones. Pero no solo por eso logro tanta fama, contaron los músicos de aquella época, que cuando Bolden tocaba, era capas de reunir a todo Nueva Orleáns para escucharlo.

El clarinetista Alphonse Picou cuenta que Buddy tocaba con mucha potencia su trompeta, y que su sonido se podía comparar con el de Louis Armstrong cuando tocaba con una instalación de micrófono y altavoces.

Lamentablemente, como a muchos ídolos en la historia musical, su talento solo le duraría aproximadamente una década, ya que en 1907 Buddy comenzó su doloroso descenso. Se cuenta que aquellos años el artista empezaba a frecuentar fuertes dolores de cabeza, con los que en un desfile callejero de ese mismo año, lo hiciera enloquecer hasta perder la razón, y mucho menos le permitiría ser un pionero en la grabación de algún disco de jazz.

Como nunca supo escribir música, todas sus interpretaciones se las adueño el silencio, y solo los recuerdos lo hacen una leyenda, ni siquiera existen documentos oficiales que comprueben que este hombre halla existido. Solo existe el eco de sus notas, que inspirarían a grandes jazzistas como Duke Ellington, Bunk Jhonson y al propio Louis Armstrong. Pero desde el silencio seguirá sonando la primera corneta que volviera loco a todo el pueblo de Nueva Orleáns.

20.8.07

La hora jazz desde abajo

Ahora también podrás leer los artículos más recientes de “La hora jazz” en la pagina http://www.desdeabajo.org.mx/. Agradecemos a la Editorial de esta Web por extendernos la invitación, y lo menos que podemos hacer para agradecer el cumplido, es invitar a nuestro a público a leer esta página. "Lucha siempre por el progreso y la reforma. Nunca toleres la injusticia o la corrupción.Lucha siempre contra los demagogos de todos los partidos políticos. Nunca dejes de sentir simpatía hacia los pobres. Dedícate siempre al bienestar público. Nunca te satisfagas solamente con imprimir las noticias. Sé siempre drásticamente independiente. Nunca tengas miedo de atacar aquello que está mal" Joseph Pulitzer, 1847 - 1911

15.8.07

Un encuentro

Con contratiempos y disculpas, completamente en una soledad epitomada, me encontraba en el café literario de la XX feria universitaria del libro. No sabía si era un invitado o des invitado, pero ahí estaba. Alexis Estrada extrañado un poco por mi visita, me invito a subir al podium este 13 de agosto un poco pasadas las 7 de la noche. No había nadie en el dichosos café, solo Enrique Rivas Paniagua nos daba la bienvenida al lugar dándonos una palmada en la espalda para que no desistiéramos, al exponer el tema “para disfrutar el jazz”.

Cuando asistieron cuatro personas, a Alexis le fue lo suficiente para iniciar la sesión, y entonces el intérprete de piano comenzó hablar de jazz sin importarle quien lo escucharía.

Habló de los inicios del jazz, del famoso swing y la improvisación que existe no precisamente como regla fundamental del jazz, sino como un sentimiento que brota del propio artista y que nosotros, como admiradores de la música, debemos apreciar. Y de ahí salieron las ideas, los recuerdos. Que aunque nosotros no vivimos los principios del siglo XX si pudimos adentrarnos un poco a ellos.

Nos remontamos por ejemplo, a la famosa banda de jazz “Dixiland jazz band” esa famosa banda de blancos que se ponía al tiro con las grandes bandas de jazz de negros, el ragtime de Scott Joplin con el que Alexis se puso a tararear el tema “entertainer”.

Se analizó “Summertime” y los dos expusimos anécdotas acerca de este tema. Entre disertación y platica el café se fue llenando. Sinceramente yo estaba sorprendido de cómo el público escuchaba lo poco que en ese momento sabíamos de jazz. Ahí fue donde Alexis presumió de excelentes temas musicales de Louis Armstrong, de Ella Fitzgerald, claro, con sus respectivos desordenes, ya que por falta de apoyo técnico a veces salía una canción por otra.

Por otra parte, la hora jazz, con la poca tecnología y preparación con la que llego para el encuentro literario, improvisó con su celular y puso el tema de Naima con los New york Ska Jazz Ensemble, en donde se trato de explicar que el jazz no pierde su sabor y originalidad por mezclarte con otros géneros musicales. Por ultimo, un amigo del buen Alexis, del que sinceramente no recuerdo su nombre, y el cual estuvo en toda la sesión callado, sorprendió al final con el tema de la caricatura “Los padrinos mágicos” en la que se deja notar un jazz excelente, que a veces no lo notamos pero esta ahí en una simple caricatura.

Al final se concluyo que el jazz estaba en cualquier parte, solo hay que prestar un poco de atención a nuestro alrededor para darnos cuenta de que ahí esta, y que a todos, en algún momento del día nos puede llegar alguna sincopa musical. Por lo tanto no podemos decir que no escuchamos jazz, no podemos negar que no nos gusta el jazz, y que para sentirlo solo hay que dejarnos llevar por la música y poco a poco el jazz llegará a nosotros para poderlo disfrutar cada día más.